Resumen

Tercera entrega del ciclo de lo invisible.

He aquí las cartas enviadas a Dios por un niño de diez años. Han sido encontradas por Mamie Rose, la " Dama Rosa " que viene a visitarle al hospital infantil. Describen doce días de la vida de Oscar, doce días llenos de personajes divertidos y emocionantes.
Estos doce días serán posiblemente los doce últimos. Pero, gracias a Mamie Rose que teje con Oscar fuertes lazos de amor, estos doce días se harán leyenda.

Commentarios

« De niño, frecuenté mucho los... »

De niño, frecuenté mucho los hospitales. No es que estuviese enfermo a menudo, acompañaba a mi padre que curaba niños. Kinesiterapeuta, trabajaba en clínicas pediátricas, en centros para enfermos motor cerebrales, así como en centros para sordomudos.

Las primeras veces, tuve miedo. Miedo de los niños diferentes. Miedo de la enfermedad que los obligaba a permanecer en habitaciones impersonales.

- ¿Es contagioso? Preguntaba.
- No te traería si corrieses algún riesgo, contestó mi padre.

Sin estar del todo tranquilo, conocí a chicos y chicas que, al pasar las semanas, se convirtieron en amigos y amigas. De la mano de mi padre recibía una educación bastante extraña: me movía en un mundo donde lo normal no era la norma, un mundo donde la enfermedad pasaba por ser algo habitual y excepcional la buena salud, un mundo donde ciertos pensionistas desaparecían no porque hubiesen vuelto a casa si no porque la enfermedad se los había llevado.

Muy pronto, para mí, la muerte fue algo cercano, accesible, una merodeadora que gira alrededor nuestro antes de mordernos. Contrariamente a tantos niños - y adultos- no me creí por mucho tiempo inmortal...

Las personas a las que conocía, con la rápida inteligencia de la niñez, se habían adaptado perfectamente a esa nueva vida donde tenían sus marcas, sus referencias, sus alegrías.
El hospital, lejos de ser un retiro, se convertía en un lugar de existencia. Demostraban un sentido del humor feroz, que persiste en Oscar y Mamie Rose, se ponían motes que les permitían burlarse de la enfermedad, Bacon para los grandes quemados, Einstein para los macrocéfalos...
Aunque eso chocase a algunos adultos del exterior, me parecía ya por aquel entonces que aquellas burlas gozaban de buena salud. ¿Qué mejor arma que la broma para enfrentarse a lo ineludible, hacer frente a lo insostenible?

Descubrí también sus fuentes de sufrimiento, a veces la enfermedad, pero sobre todo la soledad, soledad por la ausencia de los padres o -peor todavía- por la incapacidad de los padres para conservar una relación con un hijo enfermo. Tantos padres y madres abrumados por lo que le ocurría a su progenitura, que ya no conseguían mantener una conversación normal, a mostrarse alegres, joviales. Algunos incluso desaparecían, aplastados por la incomodidad, los remordimientos o la vergüenza... Mi padre me hacía entender que esos comportamientos tenían su lógica, aunque no fuesen siempre justificables ni justificados. Ignorando mi indignación, me obligaba a comprender el punto de vista del otro, iniciándome sin presagiarlo a mi oficio de escritor, que crea diferentes personajes cada uno con su propia ventana al universo.

Más tarde, en mi vida de adulto, volví a los hospitales. Algunas veces para acompañar a algún allegado en momentos difíciles. A veces para convertirme yo mismo en paciente.
Como Oscar, he conocido la enfermedad mortal. A diferencia de Oscar, me pudieron curar. Sin embargo, cuando me curé -¿Pero se puede uno curar para siempre?- descubrí que no era tan importante curarse.
Pensaba incluso que había algo indecente en la curación: el olvido de los que no se curan.

De ahí nació el libro Oscar y Mamie Rose. Se resume quizás a esta obsesión: más importante que el curarse, hay que ser capaz de aceptar la enfermedad y la muerte. Pasaron años antes de que me atreviese a escribir este libro, muy consciente de que tocaba un tema no solo sensible, sino tabú: el niño enfermo.
¿No decía acaso Dostoïevsky que la muerte de un niño impide creer en Dios? Y sin embargo, Oscar le escribe a Dios. Y sin embargo, Mamie Rose, en su última carta, no se indigna si no que agradece a Dios por hacerle conocer y amar a Oscar. Aunque llore por lo que ya no está, tiene la fuerza de alegrarse por lo que estuvo. Dios no es sólo el destinatario de estas cartas, sino el personaje principal de esta historia. Evidentemente, lo es a su manera, es decir de forma ambigüa, misteriosa.

Al principio, el niño no cree, le dirige esas misivas sólo para contentar a Mamie Rose. Sin embargo, este ejercicio diario le sienta bien, permitiéndole distinguir entre lo esencial y lo accidental, lo espiritual y lo material, forzándolo a definir en cada postdata lo que realmente quiere, obligándolo a abrirse de nuevo progresivamente a los otros y a la vida.
Entonces parece ser que Dios le aporta algunas respuestas: ciertamente, el niño no está seguro, si recibe mensajes, ¿Cómo estar seguro que vienen de Dios?

Luego, en la iglesia, delante de la efigie de Cristo, la meditación que lleva a cabo con Mamie Rose sobre los dos sufrimientos -el físico y el moral- le va a permitir enfrentarse de otra manera a lo desconocido. Finalmente, una mañana, el niño cree recibir una visita y durante esa visita, una lección vital: "el golpe de la primera vez".
¡Naturalmente, no más que Oscar, no sabremos si Dios existe y se interesa por nosotros! Pero su mediación -real o imaginaria- permitió al niño ganar serenidad, amor, glotonería, ha transformado en ricos sus últimos días y en soportable la aproximación del fin. Como dice uno de mis amigos ateos: "Aunque Dios no sea más que ese favor que el hombre inventa para el hombre, ya es mucho." ¿Dios o lo mejor del hombre? Cada uno decidirá... 

Oscar existió en mí desde sus primeras palabras. Ahora sé que vive para millones de personasLo amo. Admiro su franqueza, su valentía, su rechazo al pathos, su energía que se despliega hasta el final - cuando ya no se puede mover, todavía puede pensar- su sabiduría, su generosidad inagotable. Este pequeño niño de diez años se ha convertido en mi modelo. Espero que, cuando me enfrente a mi vez a la misma situación, sabré mostrarme digno de él.

 Eric-Emmanuel Schmitt

Críticas

L'Express - « El hombrecito y la muerte »

El hombrecito y la muerte. Cómico, molesto, corrosivo.

Eric-Emmanuel Schmitt firma un cuento metafísico prodigioso sobre el sufrimiento y la cobardía. Un cuento para reconciliar el materialismo ateo con la esperanza de la fe. Para hacer entender a todos los que dudan que " la enfermedad, es como la muerte. Es un hecho. No es un castigo." Audaz, y mucho más eficaz que una tésis o un buen discurso. Trendíamos que hacer leer este pequeño libro a todos aquellos que, de cerca o de lejos, se cruzan con un hospital en su camino.

François Busnel

Le Pélerin - « Una pequeña maravilla por su simplicidad y su profundidad »

Una pequeña maravilla por su simplicidad y su profundidad. La fábula es emotiva, espiritual, en las dos acepciones del término. Sonreímos frente a las bromas del chaval, que nos da una lección de vida, a la vez que nos interrogamos sobre las grandes cuestiones de la existencia: la felicidad, la muerte, el más allá...

Incluido entre los más brillantes autores de su generación (sus obras se representan en treinta y cinco países), Schmitt nutre su obra con su fe, nacida una noche de 1989 cuando se encontró con Dios en el desierto. En diez obras y cinco novelas, ha hecho escuchar su voz singular en el mundo de la creación literaria, que se entrega generalmente a los escépticos. Se niega sin embargo a dar lecciones, incluso de cristianismo. "No escribo para convencer. Por el contrario, me gusta hacer reflexionar contando una buena historia." Decir cosas complicadas con palabras simples, hablarle al corazón, dar sentido, ese es el arte de Eric-Emmanuel Schmitt

Jean-François Fournel

Questions de Femmes - « Flechazo »

Flechazo, Oscar y Mamie Rose es uno de esos libros en los que se piensa mucho después de leerlos. Una lección de vida exprés, llena de emociones y de humor.

Témoignage Chrétien - « ¡Una verdadera obra de arte! »

¡Una verdadera obra de arte! Oscar y Mamie Rose, graciosa, enternecedora o maliciosa, es un cóctel de esperanza para todos los que se cruzan con la enfermedad. Para todo el mundo.

Télé-Matin - France 2 - « Oscar y Mamie Rose »

Hay momentos en los que un autor s encuentra en su mejor momento, en la cima de su arte. Un libro que perdurará en el tiempo.

Françoise Xénakis

Psychologie - « Es un libro luminoso. »

Es un libro luminoso. Un momento de gran ternura, un himno a la vida, una batalla ganada a la muerte.

Violaine Gelly

Notes Bibliographiques - « Libro del mes »

El cuestionamiento metafísico subyace en toda la obra de Eric-Emmanuel Schmitt. Lo aborda con un registro luminoso. Es un viaje a veces extraño, a menudo divertido y siempre estimulante (...) Conmovedoras por su sensibilidad, su ninguna morbosidad, estas cartas van a lo esencial. Una pequeña obra de arte de la emotividad.

Seleccionado "Libro del mes" por la redacción.

Sud-Ouest - « Un texto desgarrador »

Los diálogos entre la antigua luchadora y el niño son notables en cuanto a su ternura  y su emoción. Las declaraciones del niño moribundo, la energía y la inteligencia de su visitadora, todo esto se articula en torno a las preguntas del niño sobre Dios y el sufrimiento.

Preguntas para las que Mamie Rose ofrece respuestas límpidas y exactas.
Un texto desgarrador.

Isabelle de Montvert-Chaussy

Paris-Normandie - « Si posee el arte de lo estrepitoso »

Si posee el arte de lo estrepitoso (...), Eric-Emmanuel Schmitt escoge con Oscar y Mamie Rose el campo de la ternura dolorosa. Una pequeña maravilla que estremece el corazón.

Rémi Parment

Echo (Genève) - « Una verdadera joya »

Una verdadera joya. Con una profundidad y un sabor inauditos.

La Dernière Heure (Belgique) - « Bajo la pluma enternecedora, emotiva,... »

Bajo la pluma enternecedora, emotiva, ligera e incluso graciosa de Eric-Emmanuel Schmitt, seguimos la existencia de Oscar y de Mamie Rose durante doce días. Doce días que serán quizás los últimos, pero que los personajes llenan de enseñanzas. Una existencia acelerada pero desprovista de todo lo que es vano y superfluo. Para conservar sólo el amor, la amistad, el optimismo fecundo, la fe en la vida y en Dios, la sinceridad...

Un cuento filosófico del que salimos llenos de esperanza, a pesar de la gravedad del tema.

Isabelle Blandiaux

Le Matin (Lausanne) - « Oscar y Mamie Rose »

Aquí tienen simplemente una pequeña obra de arte. De concisión, de elegancia, de emotividad.

Serge Bressan

Publicaciones

  • En albanés, publicado por Toena Publishing House
  • En alemán, publicado  Fischer Taschenbuch Verlag (libro de borsillo)
  • En inglés (Reino Unido), publicado por Atlantic books
  • En euskera, publicado por Ediciones Elkar
  • En bieloruso, publicado por Interloto
  • En búlgaro, publicado por Lege Artis
  • En castellano, publicado por Ediciones Obelisco/Magoria y Destino
  • En chino, publicado por The Eurasian Publishing Group
  • En chino (caracteres simplificados), publicado por Chasse Litte
  • En coreano, publicado por Editions Munhak-Segye sa
  • En danés, publicado por Bjartur Reykjavik
  • En catalán, publicado por Editorial Cruilla
  • En estonio, publicado por Editions Varrak
  • En finlandés, publicado por Like
  • En georgiano, publicado por Geoprint
  • En griego, publicado por Opera
  • En húngaro, Editions Europa Konyvkiado
  • En islandés, publicado por Editions Bjartur Reykjavik
  • En italiano, publicado por Rizzoli y Mondolibri
  • En japonés, publicado por Editions PH KenKjyujo
  • En letón, publicado por Editions Janis Rozes
  • En lituano, publicado por Alma Littera
  • En neerlandés, publicado por Uitgeverij
  • En noruego, publicado por Pantagruel Forlag 2003 y 2010.
  • En persa
  • En polaco, publicado por Znak
  • En portugués (Portugal), publicado por Ambar
  • En portugués (Brasil), publicado por Editoria Nova Fronteira
  • En rumano, publicado por Humanitas 2007
  • En ruso, publicado por Azbuka
  • En serbia, publicado por Laguna
  • En esloveno, publicado por Vale-Novak
  • En sueco, publicado por Storm Forlag/Pantagruel Forlag
  • En checo, publicado por Garamond
  • En turco, publicado por Bilge Kültur Santa
  • En ucraniano, publicado Calvaria